La frase del dia

22 abril 2012

Santuario de Lourdes (Francia)

El puente festivo de Pascua optamos por hacer un desplazamiento al Santuario de Lourdes. Sin prisas, con nuestro coche, ciñéndonos a las señales de velocidad y saboreando los paisajes del trayecto.
Partimos de Tarragona hacia Lérida, Binéfar, Barbastro, Ainsa y Bielsa, dónde, tras innumerables curvas, cruzamos el túnel que nos introducía en territorio francés.
Una vez habíamos dejado el pueblo de Bielsa y antes de adentrarnos en la oscuridad del túnel, el paisaje comenzó a adornarse con montículos dispersos de nieve.
Lo curioso sucedió al salir por la bocana francesa: una explosión de luz cegadora producía el paisaje completamente nevado.
Un río avanzaba paralelo a la carretera en el punto más bajo de los Pirineos. Llegamos a una ciudad que se llama Arreaux y desde allí giramos a la izquierda siguiendo la ruta más corta para llegar al Santuario.
La carretera era muy estrecha y plagada de curvas para coronar el puerto de Aspín. Las vistas eran preciosas. Todo estaba bien cuidado y sobre el asfalto aún se distinguían los nombres de afamados ciclistas. Me acordé del Tour y sus etapas de montaña. ¡Qué deporte más duro y peligroso en esas montañas sin defensas laterales. Un despiste podía precipitarnos por aquella profunda y extensa hondonada. Al subir observaba las curvas altas por si descendía algún vehículo entre los pinares.
En el punto más alto del puerto de Aspin encontramos vehículos aparcados en una explanada donde había unos miradores con barandas. Desde allí arriba se contemplaba con absoluta nitidez los meandros del puerto y la ciudad de Arreaux.
Tras hacer las oportunas fotografías para el recuerdo, descendimos hasta Bagneres de Bigorre donde hicimos otra parada y dimos un breve paseo por el pueblo.
Lourdes estaba cerca. El paisaje me recordaba a Asturias con sus montañas peladas y sus vaquerías en prados inclinados.
Nuestro hotel estaba entre el río Gave y el Santuario. Desde la habitación se veían las montañas que cercan Loudes y el río jalonado por gran cantidad de hoteles.
Personalmente me animó a realizar este viaje la curiosidad por conocer el lugar y descubrir su ambiente en base al sentido religioso de sus milagros y la afluencia de gente.
Bernardette Soubirous, (la joven a quién se apareció la Virgen en el año 1858) era hija de un molinero. Una humilde pastorcilla que cuidaba sus ovejas en la orilla del rio Gave y ahí en una grieta del promontorio rocoso dónde se asienta la basílica, apareció la virgen.
Después de dejar las maletas en la habitación nos acercamos al santuario. La climatología era ciertamente desapacible y una lluvia pertinaz iba y venía. Visitamos la gruta y vimos muchos devotos con cirios y velas que besaban la roca. Otros cargaban garrafas de agua, yo bebí porque tenía sed y, la verdad, para saciar la sed no es la mejor.
Las tiendas estaban todas iluminadas y ofrecían recordatorios del santuario y la ciudad. Botellitas, cirios, velas, joyas y garrafas para llevar el agua milagrosa, eran las ofertas más generosas en los aledaños del santuario.
Me sorprendió la cantidad de visitantes hindúes que encontrábamos por la calles.
La vuelta a casa nos llevó al Tourmalet. Otro de los puertos más importantes del pirinéo francés. No pudimos coronarlo porque una niebla densa y cerrada hacia peligrosa la continuidad.
Visitamos Plan ( el pueblo que se hizo famoso por la caravana de mujeres). El grupo en el que yo tocaba actuamos dos veces ahí y tenía recuerdos lúcidos de un túnel muy primitivo en el que goteaba el agua de la montaña.
Allí al lado de un embalse disfrutamos del hornazo y cuando la tarde comenzaba a decaer entrábamos en nuestra casa.

  LA GRUTA.
 Entrada al túnel de Bielsa
 Río Gave.
  Que nadie pierda la esperanza.
 Al fondo, la gruta dónde aparecio la Virgen

  Miles de devotos.
  A la derecha se distingue la bocana del túnel de Plan.